Me saca de quicio, lo reconozco, que el presidente del Gobierno entre en el barro dialéctico para discutir con la oposición quién lo ha hecho mejor o peor, quién miente más o menos, en lugar de ejercer su responsabilidad institucional poniendo datos sobre el atril y actuando en consecuencia. Si una comunidad no cumple los baremos que garanticen la reacción a los rebrotes, marcha atrás de inmediato. Es mejor que las decisiones cuesten votos a que cuesten vidas.