Si lo que Felipe VI dijo el 3 de octubre de 2017 es cierto, entonces esto es un golpe de Estado donde ganan el autócrata y los enemigos de la nación y de la libertad. Se acabaron el imperio de la ley, la seguridad jurídica, el respeto a los derechos y libertades fundamentales, el principio de igualdad, la división de poderes, la jerarquía normativa, la independencia judicial y el resto de atributos que el lector instruido conoce de sobra. Esos ingredientes cuya ausencia, aun parcial, es incompatible con la democracia liberal.