Los estudios muestran que el entrenamiento en Mindful Eating produce una reducción general del consumo de alimentos, se realizan elecciones más saludables, se aprende a comer más lentamente, se reducen los atracones (en número y en cantidad de comida), mejora la percepción de las señales de hambre y saciedad (imprescindibles para la autorregulación de una ingesta saludable), se produce una reducción del estrés emocional y, además, aumenta la motivación y la percepción de autoeficacia