"Vendo mi riñón, lo hago por el bienestar de mi hija". Esta es la oferta que ha colgado Luis (nombre ficticio) en la web Campusanuncios. El colombiano, de 23 años, cuenta que llegó al País Vasco en busca de una oportunidad en la construcción, pero la burbuja inmobiliaria estalló y, al perder su empleo, se quedó también sin permiso de residencia. La Declaración de Estambul trata de poner freno a esta variante del tráfico de seres humano pidiendo a los Gobiernos que legislen al respecto. Más de 78 países lo han hecho, entre ellos España.