Sorprendidos, confusos, engañados, hastiados y desesperados. Con estas palabras podría definirse la situación que viven Ana Teresa G. M. y su marido, Diego M. M., desde finales de 2005 cuando su banco, el BBVA, le notificó mediante un recibo, la transferencia de 56.000 euros de la cuenta abierta en la sucursal del centro comercial Bahía, en Los Cristianos (Arona), a la cuenta de un particular, identificado como Gerardo T., en el Wachovia Bank, una entidad radicada en Estados Unidos.