Cuando lo peor para la Iglesia aún estaba por venir, hace medio año, el observador permanente en la ONU del Vaticano, el arzobispo Silvano María Tomasi, minimizó, en una declaración oficial, los abusos sexuales a menores porque “dentro del clero católico, sólo entre el 1,5% y el 5% de los religiosos ha cometido actos de este tipo”. Subrayen el “sólo”. La Iglesia católica suma algo más de 400.000 sacerdotes, así que sólo hablamos de entre 6.000 y 20.000 delincuentes sexuales; la mayoría jamás juzgados.