En un mundo donde la opulencia y la miseria coexisten, resulta paradójico y desgarrador observar cómo millones de infantes viven en la indigencia en el país proclamado como el más acaudalado del mundo, Estados Unidos. ¿Quién hubiera imaginado que, en el siglo XXI, en el epicentro del capitalismo, la pobreza infantil se haya disparado, alcanzando a nueve millones de niños y niñas? Mientras tanto, el país alberga a 975 individuos cuya riqueza se cuenta por multimillonarios, acumulando un capital conjunto de 4,45 billones de dólares.