Las mujeres Haenyo no han luchado contra el viento, pero si lo han hecho contra las mareas, las profundidades, el frío y la falta de oxígeno. Para ganarse el sustento, desde hace siglos, deben sumergirse y recolectar productos del mar, en la costa de la isla Jeju, al suroeste de la península de Corea del Sur. Son auténticas mujeres del mar, que a lo largo de décadas, se convirtieron en el eje de una inusual sociedad matriarcal.