Entre parado y preparado no hay más que un prefijo, distancia que, si nunca fue excesiva, con la crisis se ha reducido hasta extremos insoportables. De hecho, ahora todos los trabajadores somos, en potencia, preparados. La recomendación tradicional de los padres (hijo, debes formarte para estar preparado) ha devenido en una ironía sangrienta, igual que la expresión jamás hemos tenido una...