Cuando el Oil Crash debute con fuerza en Europa este invierno, la población se quedará en estado de shock. La gente sufrirá, perderá su empleo, pasará frío, pasará hambre. Y se desesperará. Tenemos, urgentísimamente, que ocupar el espacio del debate, antes que el ruido de todo al caer haga imposible escuchar ninguna voz, antes que la desesperación colectiva arrastre a la mayoría social en brazos de aquellos que les prometen soluciones sencillas a problemas complicados. El espacio que nosotros no ocupemos ahora, otros lo llenarán con odio...