(...) Si todos pudiéramos potenciar nuestra empatía, tal vez los tabiques que nos separan no se derribarían como lo hizo el Muro de Berlín, pero si reducirían su altura. Y carecerían de la afilada concertina. No obstante, las cosas no son tan sencillas. Si rebajamos los muros que nos separan unos de otros, no solo dejaríamos pasar la comprensión, sino también otras cosas. Por esa razón, la empatía puede hacer de un lugar mejor… a veces. Otras, puede hacer del mundo un lugar mucho peor.