La desinformación es uno de los principales problemas de la sociedad actual. Es cierto, como muchos dicen, que siempre ha habido bulos, mentiras, pero hace décadas (y siglos) no existían las redes sociales como TikTok ni los sistemas de mensajería instantánea como Whatsapp. Esos sistemas online, con gran penetración social, son un vehículo veloz, un Fórmula 1 que propaga los bulos de forma global. A eso se unen factores psicológicos como son el sesgo de confirmación (la tendencia que tenemos a buscar o recordar informaciones afines.