-Y allá está la Biblioteca- dijo Tomasz. En efecto, la habitación vecina, un recinto amplio y cuadrado, estaba llena de libros y de manuscritos, amontonados en el suelo, como si hubieran sido Botados de unas carretillas; montañas que llegaban hasta el techo; y entre aquellas montañas, qué abismos, cimas y barrancos, valles, dunas, cráteres y nubes de polvo que producían escozor en las narices. Sobre las montañas estaban sentados unos Lectores flaquísimos dedicados a leer todo aquel …