Las entrevistas, como las películas (o la vida misma), cobran caminos insólitos a veces por las razones más insospechadas. Esta resulta memorable, entre otras cosas, porque tuvo lugar al mismo tiempo que se jugaban los cuartos de final de la Eurocopa entre España y Alemania, en un ya lejano 5 de julio –las agendas de las estrellas y los calendarios de promoción tienen estas cosas- . Fue el propio Dillon quien llamó por teléfono antes de disculparse por la hora elegida para la charla (eran seis menos en Nueva York).
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La película doblada no la ha visto nadie que ha hecho la película. El doblaje es demandable criminalmente. Ríete tú del doblaje de la mujer del Resplandor.
Y lo que queda es una estampa de paisajes y hechos absurdos.
Una pena porque Fernando Trueba no merece firmar un proyecto que hace al espectador ajeno a lo que ve de tan previsible que es todo. El guión es previsible pero aseado. Pero el desarrollo de las estaciones es un cúmulo de clichés.