La araña occidental ha ido construyendo toda una red de instancias internacionales en las que ha basado su control absoluto del mundo (FMI, BM, OMC, la propia ONU y sus estructuras…) pero ahora hay dos de esas instancias, la Corte Internacional de Justicia (gracias a Sudáfrica) y la CPI, que permiten que la araña quede atrapada en su propia tela, aunque con las diferencias reseñadas entre la petición de la segunda y el fallo provisional de la primera.