El 23-F asalté el Congreso, pero fue sin querer. Recuerdo alucinado mi imagen reflejada en un gran espejo: el uniforme, las trinchas, los cuatro peines de munición, el subfusil en bandolera y el casco blanco de PM que me bailaba con súbitos temblores, pese a llevar bien apretado el barbuquejo. Parecía lo que no era. Uno de ellos. De los malos. Y si nos dan orden de disparar, ¿qué hacemos?', preguntó Jaume en los lavabos del Congreso 'Disparar a la Guardia Civil, claro' apuntó uno. Hombre, Alfonso, que son trescientos.
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