Había quedado el martes por la noche con unos periodistas españoles en Cairo. Al mediodía, me enviaron un mensaje: “Vamos a ir a la ópera a ver Aida. Solo puedes entrar bien vestido”. Tuve que ponerme una camisa. La entrada cuesta solo 5€, pero hay que ir con corbata. En la taquilla, por suerte, las prestan. Cuando llegué había una noticia: “No va a haber representación. La compañía está en huelga en protesta porque el ministro ha cesado a la directora. Van a levantar el telón, leer un comunicado y adiós”. Así fue (con subtítulos en inglés):
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