El experimento consistió en ir a las calles con una PC con KDE 4 presentándoselo a la gente como el nuevo Windows 7. Lo curioso es que si se le hubiera dicho a las personas que se trataba de un sistema operativo diferente, basado en Linux, probablemente se hubieran negado a probarlo alguna vez. Sin embargo, al decir que era Windows 7 las personas lo vieron como algo novedoso e innovador, y más de uno se mostró predispuesto a utilizarlo. Esto demuestra que el "marketing" influye y mucho en cómo la gente ve las cosas.
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