De como a veces hace falta cambiar de nombre a un plato para que se aprecie en toda su magnificencia. A nadie se le ocurriría entrar en una tasca 1.0 de nuestro país y pedir un “Wiener Schnitzel“, ya que se corre el mismo peligro que cuando uno pide una tarta “satxer”: que la petición sea respuesta con un “¿qué?”, un “¿cómo?” y, en última instancia, un “es que… se nos ha acabado”.
|
etiquetas: the glutton club , wiener schnitzel , filete empanado , viena