VOX y la autocrítica: 5 apuntes

Los rojos que ya vamos tirando a viejos y que hemos prestado atención a los últimos 30 años de evolución de la izquierda española (batacazo tras batacazo hasta la victoria final) tenemos muy automatizado lo de la autocrítica tras cada cita electoral, cuando constatamos apesadumbrados que nuestros vecinos, amigos y familiares insisten en votar a la gente que les pide el voto para básicamente limpiarse el culo con él mientras abaratan el despido, saquean el país y hacen señales al tío que conduce el volquete de putas y farlopa para indicarle dónde tiene que descargar. Para la derechita punk esto de llevarse un hostión es nuevo y, por lo que ha salido ladrando Abascal, parece que lo de hacer autocrítica no lo llevan precisamente en la sangre. Por eso y por pura deportividad me dispongo a proponer, desde la humildad que me caracteriza, una serie de cinco apuntes que pueden ayudar a todos esos patriotas que todavía andan masticando con dificultad el mojón como un sombrero de picaor que ayer descubrieron entre sus españolísimas muelas.

Para empezar hay que señalar que (1) las cámaras de eco son muy peligrosas (que nos lo digan a los de izquierdas). Lo puedes petar mucho en TikTok pero luego, a la hora de la verdad, todas esas reproducciones no computan a la hora de repartir escaños. Le sé, es muy injusto gastarte una burrada en influercers y bots para que luego te meen los que han tuiteado que tienen un apaño para que las copas les salgan gratis. Probablemente VOX tendría que haber buscado proyectar una imagen más seria, centrándose más en robar y mentir en la puta cara a cualquier periodista que no estuviera absorto masticando DogChow y menos en extender el odio contra migrantes, mujeres, maricas, ecologistas, gente que sabe leer una estadísitca y demás enemigos de España, que es algo que está guay pero que no llega para agarrarte un pedo.

Hablando de robar: (2) la experiencia acumulada demuestra que no se puede tratar a los votantes de derechas como si fueran medio imbéciles. Sin embargo lo primero que han hecho los de VOX (“venimos a acabar con los chiringuitos”) ha sido subirse el sueldo en la mitad de los ayuntamientos en los que han tocado poltrona. A toro pasado es muy fácil darse cuenta del tremendo error que han cometido no subiéndose el sueldo en todos.

Por otro lado (3) está muy bien apostar por el talento joven, pero la experiencia siempre es un grado. Mientras que VOX se ha dedicado a, Marcos de Quinto mediante, poner en marcha una serie de televisiones fachas muy modernas y romperadoras, el PP se ha centrado en comprarse medios de comunicación ya consolidados, como Ok Diario, Anarrosa o el País. Craso error. El votante tradicional de derechas no se deja despistar por el mensaje y se centra en el emisor y claro, todo lo que proviene de emisores nuevos se pone automáticamente en cuarentena, no vaya a resultar que estabas prestando atención a un medio progre que da los buenos días en la panadería o se lava las manos después de mear. Hasta que un periodista no ha sido condenado noventa veces por publicar bulos no está claro que sea trigo limpio.

Entrando en temas más técnicos (4) la mujer del César no sólo tiene que ser honesta, sino que además tiene que parecerlo. Si traducimos este principio a la idiosincrasia conservadora española y constatamos que VOX todavía no ha tenido ningún gran escándalo de corrupción (sé que no es por su culpa: no les ha dado todavía tiempo) resulta evidente que el votante conservador te puede dar su confianza una o dos veces, pero cuando elección tras elección no resulta evidente que vas petadísimo de dinero negro de Florentino y demás ralea, la gente empieza a hacerse preguntas incómodas. ¿No les soborna el IBEX? Entonces, ¿quién lo hace, de qué van? Fallo muy tremendo este que, estoy seguro, se apresurarán a corregir.

Y por último un recordatorio: (5) el voto a la derecha es claramente aspiracional. El votante muchas veces no opta por el candidato con el que mejor se identifica, sino por aquel que más se parece a la persona que querría llegar a ser. Abascal se pasa el día cazando, montando a caballo y participando en carreras de media distancia. Feijoo, por otro lado, no sólo se rasca los huevos cuando presuntamente tiene que trabajar como político (ahí Santi lo clava, la verdad), sino que va un poquito más allá y elije planes mucho más relajados para sus narcovacaciones. Lo mismo VOX no se ha dado cuenta de que España no está llena de gente que quiera ganar un Iron Man, sino de personas que prefieren reposar la cabeza sobre un esponjoso cojín de farlopa.

Más suerte la próxima vez, mis queridos salvaespañas. Dicen que se os está poniendo carita de Albert Rivera y lo mismo alguno piensa en Cuca Gamarra y se alegra, pero lo dicen por otro motivo. Ánimo y ya sabéis: autocrítica, autocrítica y más autocrítica. Seguro que en la próxima cita electoral os va a ir mejor todavía.

Segurísimo.