En Londres, una de las cosas más difíciles que hay es pretender salir de copas a la española. Por supuesto que hay lugares para tomar algo, pero en general entrar en muchos locales es casi imposible -hay que registrarse con semanas de antelación o ser amiga de los príncipitos ingleses por lo menos para que te dejen pasar-, y muchos cierran muy pronto. En consecuencia, la gente queda a cenar en casa de amigos, se toman un buen whisky y se van a su casa cuando les parece. ¿Se ve cada vez más esta misma situación en España? Parece que sí.
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