Al grupo de voluntarios de Casa Solidaria del martes, tras 20 minutos de reparto, le sobraron ocho raciones. Decidieron coger las bolsas y partir hacia la plaza Jacinto Benavente en busca de otras personas. “Nuestro sueño es llegar a consolidar Tirso de Molina y, en un futuro, repartir todos los días”, apunta Jaime. “Necesitamos manos y gente comprometida porque la necesidad existe”.
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