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Vivir dos peldaños más abajo

Fue asomarse a la cuna, en la sexta planta del hospital de Cruces, y encendérsele el interruptor del amor incondicional. "En cuanto lo vi, dije: Pero si es precioso y me quedé con él, por supuesto". Treinta y seis años después, está "muy orgullosa" de su hijo. "Tiene un corazón maravilloso y un don de gentes que es el no va más. Una persona de dos metros no da el cariño que da mi hijo con uno treinta"

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