El objetivo parece claro: asustar a futuros cooperantes internacionales que intenten solidarizarse con la población palestina. El caso es que, mientras no haya acciones contundentes que perjudiquen realmente la posición de Israel como invasor de Palestina no van a cambiar su actitud. Ya lo sabían otros antes que nosotros, del favor de la gente no se come, se come del dinero y Israel hace propio más que ningún otro estado el dicho: que me odien mientras me teman. Resumiendo: si solo se queda en bronca, Israel no variará su política.
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