En la gestión empresarial, especialmente en el ámbito del desarrollo de software, los incentivos están diseñados para motivar a los empleados a alcanzar sus metas con mayor eficiencia y productividad. Sin embargo, todo incentivo mal formulado tendrá efectos indeseados, fomentando un comportamiento no buscado en los miembros de la plantilla. El economista Gary Becker ganó el Premio Nobel de su disciplina en 1992, gracias a la afirmación de que las personas responden a incentivos (bueno, y a toda la investigación que hizo en torno a la misma).
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