El comisario jubilado José Manuel Villarejo Pérez está en su despacho de la Torre Picasso, dentro de las oficinas de Societé Generalé. Lleva todo el día enfadado, dándole vueltas a la cabeza. Es 14 de febrero de 2017. Acaba de volver de un viaje a Nueva York junto a su socio y amigo Adrián de la Joya, el ex presidente de Telefónica Juan Villalonga, y Alberto Pedraza, el hombre de los hermanos Ramón e Higini Cierno, los dueños de la Banca Privada de Andorra (BPA). Pero en España las cosas para él siguen igual de mal que cuando se fue.
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