Hoy prosiguen las mismas políticas tan absurdas como injustificables: desde Afganistán a Iraq pasando por Serbia, desde Líbano a Gaza, Estados Unidos, la OTAN e Israel arrojan armas de fósforo, de fragmentación o de uranio empobrecido sobre poblaciones civiles que se niegan a someterse a sus dictados. Ahora bien, es sabido que estas armas provocan sobre todo cánceres y malformaciones monstruosas en los recién nacidos, y que van a seguir afectando a la salud de una cantidad cada vez mayor de personas.
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