Un error durante un rutinario transvase de suministro en la empresa Galp provocó que el combustible acabara en el río. Por causas que se desconocen, el gasóleo acabó en el suelo y no en el depósito. Un hecho que provocó el «nerviosismo» del operario, que decidió retirar el vertido con una manguera de agua conduciendo el fuel a la alcantarilla y provocando la filtración del suministro al río Ibaizabal.
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