El extremismo político, la intolerancia social y el racismo están creciendo en la antigua Europa del socialisno real. Hungría, que cuenta con una extrema derecha parlamentaria potente (Jobbik) y grupos paramilitares muy violentos, encabeza la lista de los desmanes ultras. La derecha gobernante, el Fidesz del primer ministro, Viktor Orban, ha impulsado una campaña de estigmatización de los opositores, según denuncian medios críticos, como el periódico liberal de izquierda Népszabadság.
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