Vidas malogradas por el contexto social: La Regenta, Enjuto Mojamuto y una noticia de El Mundo Today

Estaba yo embriagándome con el dulce y desconocido olor a lluvia que ayer bendecía Murcia, cuando me llegó un mensaje a uno de los tres grupos de whatsapp donde estoy metido. Contenía un link a esta noticia www.antena3.com/liopardo/el-mundo-today/el-gobierno-asignara-maridos-d Mi respuesta fue que la medida era profundamente discriminatoria, ya que los hombres (que quieran casarse) en dicha tesitura son bastantes más que las mujeres (o al menos así es en los grupos que yo frecuento, incluido meneame donde el ínclito @JavierB es ejemplo paradigmático). Pero la cosa tiene aún más miga.

Una de las personas más felices que conozco es sexualmente muy activa y no quiere pareja bajo ningún concepto. Es bisexual, efectúa prácticas sexuales poco convencionales y no quiere noviazgo porque sus amigos le dan todo el calor humano que necesita. Aparte es una persona culta y con bastante vida interior, por lo que nunca se aburre. Con su ejemplo quiero exponer que, seas hombre o mujer, NO ES OBLIGATORIO casarte o tener pareja, ni a una determinada edad ni en ningún momento de tu vida.

Si tu mente y tu corazón (sólo ellos, dejando aparte lo que digan los libros sagrados, la televisión o tu vecina) te piden disfrutar de la vida sin emparejarte, hazlo. Estarás siguiendo el camino recto, igual que quien se empareja con alguien a quien ama. El único que yerra es quien se lía con alguien para no estar solo. Más vale solo que mal acompañado, y en temas de pareja "mala compañía" es quien no te ama y te respeta, y también quien no posee las cualidades intelectuales y morales precisas para despertar la llama del amor en ti.

Vemos pues que hay personas que eligen la soledad parejil por vocación. Otras, por el contrario, sienten que serían felices comprometiéndose con la persona adecuada. pero no logran encontrarla, o se rinden y acaban con la persona menos indicada, siendo mucho más infelices que si se hubieran quedado solteros. Ambos problemas son muy viejos y traen como causa vicios sociales que cambian dependiendo del siglo.

La Regenta era una mujer inteligente, sensible y con un impulso latente de comerse el mundo. Fue casada con un viejo y encerrada entre cuatro paredes porque era mujer y su misión era casarse con un marido rico, ya que la sociedad le prohibía valerse por sí misma. Las profundas carencias de su educación (pues se le educó para ser esclava inerte desde su adolescencia) y su situación vital le llevaban a la histeria y la neurosis, pues pasaban los años y los muros de su cárcel no cambiaban. Y como era muy bella, empezó a ser rondada por dos buitres. Uno llevaba sotana, se moría por dominar su espíritu y poseer su cuerpo (aunque esto último no podía reconocerlo). El otro simplemente quería tirársela y alardear de ello ante la alta sociedad. Al final ganó el último, se la tiró y además se cargó a su marido en un duelo, convirtiéndola en una paria social, dado que toda la alta sociedad le responsabilizaba de la muerte del marido. El buitre con sotana también le abandonó, porque ya no era pura y además le había dejado en ridículo al tirarse al otro (era su confesor y debía mantenerla lejos del pecado).

Enjuto Mojamuto era un friki de nuestros tiempos cuya vida giraba en torno al ordenador. A diferencia de La Regenta, era libre de abandonar los muros de su prisión (la habitación donde guardaba su pc y pasaba el día entero), pero desde niño fue educado para no mirar más allá de su ombligo y no realizar ningún esfuerzo mayor que el de reptar desde la silla del PC a la cama. Como un hamster en su rueda (o peor, porque al menos éste corre) Enjuto jamás realizó la más elemental gimnasia vital. Nunca caminó horas para ver una puesta de sol desde un hermoso paraje, ni leyó las partes áridas de un libro para alcanzar su bello final y ejercitar la mente mientras tanto, ni se esforzó por conocerse a sí mismo y explorar el mundo buscando aquello que pudiese llenar su curiosidad y sus anhelos. Enjuto era, en suma, un maldito vegetal.

Al igual que La Regenta, Enjuto nunca tuvo una relación satisfactoria. Ella tenía la pasión necesaria, pero la sociedad la encerró en una cárcel con forma de casona. La pasión de Enjuto, directamente, se quemó delante de la primera pantalla que le dieron cuando era niño.

Desde mi punto de vista, las relaciones humanas, tanto de pareja como de amistad, hacen que todo sea mejor (siempre que sean verdaderamente sanas y con las personas adecuadas). Exigen respeto, comprensión y un sentimiento de amor-cariño-admiración que dependiendo de la intensidad deriva en una mera amistad o una relación de pareja. La premisa para encontrarlas es ser tú mismo, descubrir lo mejor de ti y salir al mundo sin más afán que ése. Y tener la suficiente inteligencia emocional como para comprender que el otro no está para servirte, sino que ambos debéis cuidaros. Y la sabiduría suficiente como para saber que la perfección no existe, pero que hay cosas elementales como el respeto o la sensación de que estás enamorado de la mente y el corazón del otro, sin las cuales una pareja no tiene sentido.

Al final, el secreto de la felicidad es el mismo tanto si tienes pareja como si estás solo: amuebla tu mente y llena tu corazón. Porque una persona con la mente bien ejercitada y la sensibilidad despierta, difícilmente será infeliz sin pareja, ya que encontrará infinidad de fuentes de dicha en las artes o la naturaleza, creando o disfrutando lo creado por los genios del pasado. Y esas mismas cualidades le permitirán enamorar a la persona adecuada para ella. Siempre partiendo de la premisa de que estar con alguien a quien no amas es tan estúpido como exigir a tu pareja que te trate como si fuese tu madre a los 10 años, y montarle una escena porque no te ha llevado el desayuno a la cama.

Por todo ello, el Gobierno no tendría por qué hacer la ridiculez que dice la noticia de El Mundo Today. Pero sí que debería fomentar una educación desde la infancia que nos enseñe a ser libres, curiosos y decididos a descubrir lo mejor de nosotros y del mundo, así como empáticos y comprensivos con las necesidades del prójimo. Sin ello, las vidas malogradas se seguirán multiplicando aunque las cadenas sociales más evidentes (como las que sufrió La Regenta) parezcan haber desaparecido.