El gran dilema es qué hacer ahora con las autopistas urbanas existentes, vías arteriales por las que transitan miles de personas al día, pero que concitan cada vez más rechazo entre los vecinos de los barrios que atraviesan. Hasta ahora, en España, la solución más socorrida ha sido el soterramiento, una opción extremadamente cara y que no va en la dirección por la que apuestan los expertos: la desincentivación del tráfico privado en el interior de las ciudades.
|
etiquetas: ruido , carreteras