Era un Paco Martínez Soria actualizado, sin boina pero la misma mirada ruda, las cejas más bien pobladas, dos erres en la mirada, mentón al cubo. Su maleta y él tomaron mi taxi en la estación de autobuses. Ya su asiento sacó un papelico arrugado con su destino: la casa de su hijo Juan.
|
etiquetas: economia , crisis , trueque , taxi