Todavía hay quienes dicen que en la Torre de Londres puede verse por las noches a Ana Bolena paseando con cabeza bajo el brazo. En la habitación que la mantuvo prisionera, debajo de la ventana desde la que observó los preparativos de su muerte, ella misma grabó en la pared una desesperada súplica a Dios. Nadie la escuchó. Su marido, el rey Enrique VIII, y una corte que había decidido darle la espalda no imaginaban que con su muerte nacía la más célebre mártir de la historia inglesa. Hoy su vida será interpretada por Scarlett Johansson.
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