Omar tiene 13 años pero se mueve como un viejo. Con el cuerpo encorvado y la piel hecha jirones, respira con dificultad y le cuesta andar. Una vez por semana, acude al dispensario 24/24 de Trípoli a que le cambien los vendajes que le cubren la cabeza y la mitad del torso, que tiene lleno de ampollas y quemaduras.
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