Ya nos sucedía con los radares: que si seguridad vial, que si evitar muertes, que si evitar que lloren los unicornios... Al final, el modo en que se emplean y los lugares en que se colocan, deja bien claro que la intención fundamental es reacaudar. Y lo otro, pues ya se verá.
Como eso de subir impuesto está mal visto, porque a la gente en general no le gusta que le toquen la cartera, nos encontramos una vez más con un pretexto peregrino para justificar lo que no es más que un estacazo.
Que sí que puede ser que el diésel contamine un poco más que la gasolina. No lo niego. ¿Pero alguien ha pensado que cada kilómetro que hace, desde China, un barco portacontenedores, gasta el mismo combustible que 3000 coches, y de un tipo más contaminante?
¿Alguien ha pensado en las calefacciones?
Y sobre todo, y para no salirnos del tema del transporte, ¿Alguien ha pensado en los millones de vehículos que van a ser cambiados o desechados antes del final de su vida útil y la cantidad de deshechos que eso va a generar?
Hablamos, en toda Europa, de al menos 120 millones de vehículos que no llegaran a agotar su vida útil. Y que no serán sustituidos por bicis, no, sino por otros vehículos, eléctricos (los menos) o de gasolina (la inmensa mayoría)
Un negocio redondo para los fabricantes, pero no pare el medio ambiente, que es de donde saldrán los recursos para los nuevos vehículos y a donde irán a parar los residuos de los retirados prematuramente.
Ya vale de que nos cuenten chorradas.