Al final no pudo ser. La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, no recibió a Ángel Catalán.Había salido desde su pueblo, Blimea (Asturias), el 26 de diciembre. Comenzó a caminar tras meses enviando decenas de currículos diarios, sobreviviendo junto a su madre con 426 euros de subsidio, harto de una situación que comparte con cinco millones de españoles desde que le despidieron de su trabajo como transportista. "Sólo pido trabajar, no creo que sea nada del otro mundo".
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