ETA hizo varios encargos a la abogada A.Zulueta. Misiones expuestas en unas cuantas misivas que inexplicablemente la letrada guardó en un lápiz de memoria en el que acumuló miles de documentos comprometedores. En una de esas cartas, la banda pedía datos sobre la seguridad de la Audiencia Nacional. En las últimas líneas del mismo mensaje, ETA encargaba un segundo trabajo: que averiguara en qué cárcel estaba preso Ricardo Guerra, el neonazi del grupo ultra Bastión, del Frente Atlético, que en el 1998 asesinó al seguidor de la Real Aitor Zabaleta.
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