Un cartel luminoso en una farmacia junto al puente de Rialto lleva la triste cuenta de los vecinos que quedan en el centro histórico de Venecia. Son 56.683. A mitad del siglo pasado eran el triple. El turismo de masas desbocado ha robado el alma a la ciudad. Ha borrado su ecosistema tradicional y la ha convertido en un parque temático que es, a la vez, su sustento y su tragedia. Cada año, unos 1.000 venecianos abandonan la laguna y se marchan a vivir a las ciudades.
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