Los médicos no daban crédito a la petición del paciente: "Por favor, estoy en busca y captura. Cúrenme pero no llamen a la Policía". Ante ellos, se encontraba D. L. P, buscado por la Justicia y con varios antecedentes por delitos de estafa. Tenía la cara destrozada, varios golpes contundentes y aseguraba que había sido torturado en una furgoneta por por tres individuos a los que estafó. Cuando terminaron de pegarle, le asestaron un último golpe y lo tiraron cerca de la entrada del Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes, en Madrid.
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