El proyecto ha unido a toda una amalgama de entidades sociales; desde la asociación de vecinos hasta el colegio público de la zona, que pretende crear un huerto escolar para que los niños "aprendan que las lechugas vienen de la tierra, y no del Mercadona". Sin embargo, el futuro de este proyecto se ha torcido por un triángulo de intereses que implica al banco BBVA, propietario del solar, al ayuntamiento de Valencia y a los propios vecinos.
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