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Ve la luz un Hemingway que devora al «macho»: tierno, gentil, sensible

Un Hemingway tierno, sensible, emocionado se confiesa así, por carta, a su amigo Gianfranco Ivancich -apellido ilustre de la aristocracia italiana-, a quien había conocido en un bar de Venecia en 1949. Las heridas de guerra en las piernas les unieron, e inmediatamente entablaron una conversación sobre sus experiencias en el frente bélico. Fue el comienzo de una gran amistad, de una hermosa e inédita relación epistolar, que ahora se acaba de hacer pública por vez primera.

| etiquetas: hemingway , cartas inéditas

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