Morirán de hambre. (...) Porque, aunque cueste creerlo, se da por sentado que unos cuantos millones de personas tienen que morirse de hambre, es decir, de no comer, para que el mundo, tal y como lo entendemos, concebimos y disfrutamos pueda seguir su marcha. (...) Se van a morir porque, en el fondo, a los habitantes de los países desarrollados, es decir, a nosotros, angustiados por huelgas y mercados semivacíos, nos importa un pimiento que se mueran. (...) No sé cómo se puede tener la indecencia de seguir pensando que somos buenos.
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