"¿Os gusta el aeropuerto del abuelo?", preguntaba ante las cámaras a sus nietos el entonces presidente de la diputación de Castellón, Carlos Fabra, en la inauguración en marzo de 2011 de un aeródromo fantasma, nunca visitado por un avión y edificado sobre un gigantesco terreno yermo de la provincia levantina. Con dos de las tres entidades de crédito regionales intervenidas por el Estado por falta de viabilidad y una deuda reconocida de 20.500 millones de euros.
|
etiquetas: corrupción , valencia , españa , realidad