La escritura no nació ni para la poesía ni para la ciencia ni para las cartas de amor. Como decía el antropólogo Claude Lévi-Strauss, “la función principal de la escritura antigua era facilitar la esclavización de otros seres humanos”[...] La última de esas trampas en la lengua aún no está en el diccionario de la RAE, pero ya es de uso común: el “copago”.
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