Tengo 31 años y estoy enriqueciendo científicamente a un país que no es el mio. Soy uno de esos cerebros que se fugan de España. En mi país me siento pequeña, insignificante. Mi título no vale nada. No se me trata con respeto ya que nunca podría tener un empleo digno, ni cobrar lo suficiente para vivir independientemente o tener hijos.
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