Desde Viriato hasta hoy, en España nunca faltaron delatores y chivatos. Es nuestra especialidad. Cada represión estatal o local, cada guerra civil sin distinción de bandos ni ideologías, llenó a sus anchas cementerios y fosas comunes con el viejo sistema de apuntar con el dedo antes de hacerlo con la pistola. El proyecto de una carrera universitaria de cuatro años que gestione la Ley de Igualdad, «para formar profesionales que vigilen el cumplimiento de la ley de Igualdad», me inquieta. Suena demasiado a eufemismo de comisario político.
|
etiquetas: política , historia