Los últimos moradores de Centralia, en Pensilvania, deben irse por un incendio en el subsuelo: Una quema de basura prendió el carbón de este pueblo minero en los 60. De una población de alrededor de 1.000 habitantes, menos de una docena de personas permanecen todavía allí, resistiéndose ferozmente a las órdenes del Gobierno de evacuar el lugar.
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