Repasando la narración de los últimos años de Tiberio, uno no puede sino establecer un curioso paralelismo con el Primer Ministro italiano, Silvio Berlusconi. En ambos casos, las fuentes de información de que disponemos tienen un cierto deje amarillista, tanto el relato de Suetonio (un precedente del Tomate de hace 2000 años), como las crónicas periodísticas de estos días, la mayoría poco proclives a la figura berlusconiniana.
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