Tras el Brexit, los británicos se toparon con muchas sorpresas que no esperaban o, más bien, no quisieron escuchar en su momento. Descubrieron que determinados envíos cuestan ahora más que el producto adquirido, que aquellos que cuentan con casa en España ya solo la pueden disfrutar un máximo de 90 días cada seis meses o que viajar con sus mascotas se convierte ahora en una pesadilla burocrática.
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