Pese a haber sido arropada por EEUU y la UE desde que Rusia atacara Georgia y atizara la separación de sus provincias rebeldes, en Ucrania el temor a que el Kremlin maniobre para evitar su deriva pro-occidental crece. La irritación de Rusia, que ya ha amenazado a Polonia y República Checa por un escudo antimisiles de EEUU que cree dirigido en su contra, puede pagarla Ucrania, cuya revolución naranja y expulsión de los prorrusos del poder en 2004 nunca ha digerido el Kremlin.
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